La astenia primaveral no está considerada una enfermedad mental , por lo que la intervención médica no es un requisito indispensable. Su seguimiento puede liderarlo nuestro farmacéutico/a de confianza, pues él/ella será el profesional sanitario más próximo. Nuestra farmacia de confianza nos dirá si debemos acudir o no al médico y si nuestros síntomas físicos están causados o no por una enfermedad, ya sea orgánica o mental.

 

Cómo prevenir los síntomas de la astenia primaveral

 

Como los síntomas de la astenia primaveral son particulares en cada individuo, y no suponen una patología, las medidas a tomar dependerán del estado de salud y el grado de equilibrio psicológico y físico de cada persona individualmente, y deberán tratarse a largo plazo, con el objetivo de comprobar su evolución y valorar su eficacia y resultados.

Una vez hecha la evaluación individual inicial, el siguiente paso es incorporar medidas que nos ayuden a revertir síntomas como: apatía, falta de energía, cansancio, problemas de concentración o falta de lívido, entre otros.

Generalmente, dichas medidas están basadas en la disminución o eliminación de hábitos tóxicos y una dieta sana y equilibrada. Veamos algunos de los hábitos de vida saludable que nos pueden servir como prevención de un cuadro asténico:

La primera es establecer horarios para las horas de descanso, tanto para dormir como para reposar. La astenia primaveral afecta a la secreción de melatonina, que es la hormona que induce al sueño, así que, ya tenemos la excusa perfecta para procurarnos un buen reposo; siete horas diarias de sueño efectivo es lo que se recomienda para personas adultas. Busquemos un ambiente cómo y adecuado, sin luz o ruidos que puedan molestarnos, y cenemos de forma ligera para evitar que la digestión interfiera en la conciliación del sueño.

Lo siguiente es anticiparnos al cambio horario que se sucede en primavera. ¿Cómo lo hacemos? Pues, adaptando gradualmente nuestra rutina diaria a los nuevos horarios primaverales, teniendo en cuenta que nuestras horas de descanso deben ser regulares.

Practicar deporte de forma regular y moderada nos ayudará a liberar estrés, conciliar el sueño y a abrir el apetito. También nos proporcionará dopamina, serotonina y endorfina, sustancias encargadas, entre otras cosas, de proporcionarnos sensación de placer y hacer que nuestro organismo cumpla correctamente sus funciones.

A la hora de comer, procuremos hacer cinco comidas diarias: desayuno, aperitivo, comida, merienda y cena.

El tiempo libre de calidad nos ayudará a disfrutar de una actitud positiva y una buena salud mental, más aún si lo aprovechamos para realizar actividades al aire libre que nos nutran de vitamina D, y nos conferirá tiempo para realizar ejercicios de respiración profunda que nos ayuden a relajarnos.

Si padecemos de astenia primaveral y queremos evitarla deberemos plantearnos, ineludiblemente, abandonar hábitos tóxicos como fumar, beber en exceso o tomar sustancias tóxicas estimulantes.

Como recomendación directamente relacionada con la salud mental, es muy aconsejable que nos ocupemos de nuestras emociones, identificando las situaciones que nos generan malestar y poniendo nuestros esfuerzos en resolverlas, en la medida de lo posible. Una actitud positiva ayudará a minimizar el trastorno depresivo y evitar una posible enfermedad mental, si se considera necesario, la intervención de un psicólogo nos ayudará enormemente a identificar dichas situaciones desagradables y encontrar las pautas adecuadas según nuestras necesidades y preferencias.

 

Remedios naturales y complejos vitamínicos para combatir la astenia primaveral

 

Dentro de los hábitos de vida saludable no puede faltar una alimentación equilibrada. Una dieta adecuada nos ayudará a revertir los síntomas de la astenia primaveral:

Bajemos el consumo de grasas y alimentos precocinados, aumentemos la fibra con frutas y hortalizas; las fresas, los albaricoques y los limones nos ayudarán a aumentar nuestros niveles de vitamina C, B, A y K, y la verdura de hoja verde nos aportará ácido fólico y vitalidad. Compremos alimentos estacionales, pues ayudarán a nuestro organismo a extraer de ellos los nutrientes que necesita para combatir los síntomas de la astenia primaveral. El consumo de pescado azul y la toma adecuada de agua (litro y medio diario) serán nuestros aliados, y evitemos el café y otras bebidas excitantes.

Cuando los hábitos alimenticios no son suficientes para conseguir una cantidad de vitaminas suficientes para que nuestro organismo reduzca o elimine, por sí mismo, los síntomas de la astenia primaveral, podemos acudir a complejos vitamínicos y suplementos minerales, como alternativa complementaria para mejorar nuestro estado de cansancio o decaimiento. Siempre como medida complementaria, no como sustitutivo de una alimentación sana y equilibrada.

Las cantidades a consumir nunca deben superar las ingestas diarias recomendadas (IDR) porque, en vez de ayudarnos, podría ir en detrimento de nuestra salud mental y física. Algunos de estos complejos vitamínicos pueden ser:

Polen o jalea real contra el decaimiento y los síntomas de astenia, con propiedades tonificantes y estimulantes que ayudan a mantener el dinamismo y afrontar el decaimiento.

Los preparados de ginseng, guaraná o ginkgo, puesto que tienen propiedades tonificantes y reconstituyentes, y ayudan a superar el cansancio y a mejorar la sintomatología general de la astenia primaveral.

Cantidades importantes de hierro combinado con vitaminas: C, E, B1, B2, B3, B6, B12 y ácido fólico, nos ayudará a recuperar la vitalidad.

La vitamina B, primordial para la producción de energía, el mantenimiento de los tejidos y el funcionamiento de los órganos, es esencial en la mayoría de las principales reacciones metabólicas y juega un papel importante para las células sanguíneas, las hormonas y la función del sistema nervioso.

Hemos puesto algunos ejemplos, pero estos complejos vitamínicos no deben tomarse a la ligera y sin conocimiento, pues pueden provocar incompatibilidades y empeorar nuestro estado de salud, tanto mental como física.

Es necesario dominarlos bien y haberlos estudiado, tanto para establecer pautas de administración como para tener en cuenta incompatibilidades e interacciones. Por ello, es imperativo que, antes de consumir complejos vitamínicos, consultes en tu farmacia de confianza y sean ellos quienes tomen la decisión final.

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